Conocido así por el ejemplar que crece al fondo del jardín, colindando con la medianera, éste árbol goza de un gran cariño por su propietario ya que fue traído desde América por él mismo cuando era sólo un niño. Hoy día crece imponente y gana espacio y floración.
En cualquier época del año, podemos disfrutar de este espacio tranquilo y fresco donde poder sentarnos, bajo el pórtico de columnas genovesas o en el propio jardín, simplemente acompañado por el sonido de los pájaros y el agua de la fuente.